Los de Canjica son espacios y rostros masa, como si a través de la pintura moldeara una estructura sólida con peso, densidad y volumen; como si de ello se adhiriera materia densa que recubre el sostén. Pese a los aparentes huecos, cortes y transparencias que retornan al fondo, las formas no proceden por sustracción material o revelan porciones; más bien, cada intersticio provee un puntal al cuerpo que se desenvuelve con ritmo. El predominio de la grisalla otorga esas potencias pétreas, pero en su sensación de cobertura blanda y tumultuosa; masa a la que además se incorporan otras manchas entramadas y otros excedentes que disuelven los contornos: Tejido de pintura, trazados orgánicos que prolongan la estructura y emanan de ella. Nos hace saber los usos de la carnalidad, el ritual, la corporeidad, los espacios y los rostros en sus facultades expresivas y frente a las sintomáticas del desgarro, al mismo tiempo un reclamo de sentido y una enfática exhortación conmovedora a la contemplación.
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Tercer lugar 2021.
